viernes, 26 de enero de 2007

Caminos


Quizás representabas un fetiche, posiblemente una obsesión. No sé bien cómo definirlo pero el significado que te encontraba me atrapaba como en una incógnita que hoy se ha vuelto una respuesta, producto de una profunda búsqueda, quizás demasiado incipiente o acaso, extremadamente tardía.
No sé si es justo que siempre estando quieta y tan rígida como una piedra, pero con una esencia diferente a la humana, me invites a recorrer tus grietas como descubriendo tu edad o que tenga miedo de tocarte por el simple hecho de que otro ser, con vida humana destruya mi meditación e interrumpa la forma en que te contemplo y descubro.
La sola circunstancia de impedir el paso de la luz o de esconder un mundo desconocido me generaba una atracción que fácilmente era reemplazada por un temor conciente, un espasmo de odio a todo lo que representaba el intentar atravesarte, un rechazo a la contemplación que; antes era adoración y que luego se transformaba en temor, odio y bronca por verte hermética, oscura e impenetrable. No pude lograr hacerlo solo, necesité ver que había otros que no te daban tanta importancia, que no medían sus fuerzas en relación a tu espesor, tu peso o tus grietas, necesité ver que otros pudieron traspasarla para darme cuenta que la puerta aún estaba abierta, que siempre había estado abierta

1 comentario:

Germán dijo...

Muy bueno loco! Este texto particularmente me tocó, quizá por la forma en que lo interpreto. Te sigo leyendo! Felicitaciones. German